El Gobierno vació un embalse en Cáceres para erradicar a un pez invasor. Fue peor el remedio que la enfermedad
Hace apenas ocho meses, Alcollarín se vestía de gala. Este pequeño pueblo de Cáceres, con poco más de 300 vecinos, se presentaba en la Feria Internacional de Turismo de Madrid como un rincón privilegiado para observar aves, lanzar la caña o pasear junto a su embalse, espejo azul en medio de la dehesa.
Hoy, la postal ha cambiado por completo. Donde antes brillaba el agua, ahora se extiende un lodazal salpicado de peces muertos. El aire, cargado de un olor agrio, llega hasta las calles del pue…